Se dice que uno nunca termina de conocer a una persona, y Henriette no hace más fácil la labor. La dama sabe cómo poner en la expectativa a sus competidores, sabe qué pieza jugar, sabe qué pieza mover, a donde y cuando debe prescindir de tal pieza con tal de ofrecerla de señuelo, a muchos les sorprendería la capacidad tan fría de ofrecer sacrificios a su juego, pondría su alma en la mesa, ella no teme arriesgar, ella no teme desprenderse de nada con tal de salirse con la suya. Y esa es una de las cosas que más la vuelven peligrosa, dejando a un lado que resulte persuasiva, por muchos motivos. Otra de las cosas que añaden riesgo a esta francesa es que jamás ha tenido a nadie que le ponga un límite en su ambición ni una meta que haya visto frustrada, todo lo que quiere, en algún momento le pertenece, y no importa si es ajeno o es costoso, una vez que se lo pida a ella misma, esto caerá, como por gravedad. Afortunadamente es muy selectiva en ese aspecto, podría tener más, si lo quisiera, ella tiene la audacia para hacerlo, pero elije bien a sus enemigos. ¿Qué tan mal suena decir que su presa favorita regularmente son mujeres y hombres de carácter débil? Pues no tiene ni respeto ni tapujos cuando se trata de cazar en ellos, incluso espera cuando los fuertes flaquean para atacar su debilidad y derrotarlos mientras ellos están recuperándose, no tiene escrúpulos, ni ganas de cuestionarse su propia moral. Se considera en parte una persona de gustos demasiado simples pero en el cual por algún motivo al final nunca nadie encaja, le gustan los momentos efímeros de diversión, los excesos, el sexo, sentirse soñada, codiciada, sentir que tiene el poder, al final no es muy diferente a cualquier otra mujer de carne y hueso.

Como podrán esperarse, nació en Francia, en una villa pequeña y humilde con una familia grande y pobre, con muchas limitaciones, pero sobrevivían, esto gracias a un pequeño negocio de vinos que tenía su padre. Su infancia fue muy gris, demasiado común como para querer emprender el relato desde aquí, sería mejor pasar a su adolescencia. Asumiendo que sus padres no podrían darle la vida que quería y que sus hermanos mayores no llegaron muy lejos en el sendero de la honradez, decidió ir por el camino “fácil” y entregarse a las manos de un delincuente, él era una mierda, pero tenía dinero, y muchas conexiones, tuvo que soportarlo por un rato entre fracasos, y golpes, esperando el momento justo para abandonar esa bomba de tiempo que tenía por novio. Se fueron a la ciudad, abandonando la villa de los padres y rápidamente consiguió cambiar de hombre. Otro delincuente, pero al mando de algo más importante, no solo un traficante, logrando hacer que este último perdiera el corazón y la cabeza. No esperó a formalizar siquiera cuando Henriette pidió asesinar al pobre infeliz que tuvo por pareja en los pasados años, y eso pasó, y al pobre no lo volvieron a ver nunca. Forzó a su nueva pareja a acabar con la antigua que tenía. Henriette tenía ahora una vida mejor, tenía conexiones, tenía capacidad y tenía más cosas en mente que servir para siempre como la escolta de un infeliz de más calibre que el anterior y desperdiciar años siendo su ramera, a él no esperó para que lo mataran, a él lo mató personalmente ella, y asumió como pudo el liderato de su pequeña banda, en secreto y de un modo muy sigiloso, seduciendo a sus opositores para cerrar esa boca, o para eliminar al que no estuviera dispuesto a callarla, ya no era una niña humilde, quizás nunca lo fue, quizá había nacido para esto, porque no cualquiera nace con una ambición como la que ella tuvo, o dicho en otras palabras… Nadie es tan descarado. Mientras lo debatía, los siguientes años los aprovechó para organizar mejor sus recursos, convertir su banda pequeña en una fuerza delictiva más fuerte y con más personal, con mayor presencia en las calles de Francia, eran más inteligentes que las bandas rivales, eran mejores para intimidar y para negociar, su jefa, Henriette no hacía reparo en sellar el trato que quería, no le cegaba el orgullo como a otras organizaciones, buscaba un común para unirse con otros, y poco a poco tomar el control. A su puerta llegaron más negocios, drogas, secuestros, fraudes, todo un mundo por explotar. No obstante no pudo sacar más partido a sus movimientos, las guerras eran un obstáculo en algún modo para sus negocios mientras beneficiaban a otros, se hacía más peligroso jugar a las mafias, lo normal fue preocuparse por dar un paso adelante y ponerse a salvo. Supo, en voz de uno de sus fieles compañeros que un movimiento  político en Egipto podría abrirle las puertas a su futuro, junto con otros jefes de la mafia y como muchos otros líderes criminales se empezaron a salvar mediante esto. No lo pensó dos veces, no había mucho que perder en comparación con los riesgos de quedarse en Francia, así que fue, y se instaló en la nueva república llamada Apollon. Lamentablemente, fue muy tarde cuando se percató de la estupidez que cometió y lo difícil que era la vida, se dio cuenta de los riesgos que como mujer tenía que cargar, pero salir y regresar a Francia no fue factible de inmediato, y no quedó otra opción más que quedarse, y permanecer en Egipto hasta conseguir el modo de huir, esto mientras lo poco que queda de su empresa es manejada por uno de los hombres de confianza que tiene, al cual tuvo que registrarse, como si fuera su mascota. Cosa nada buena para el ego de esta ególatra francesa.

- La cocaína, el dinero, las joyas: Por que todo el mundo necesita de frivalidades, ella tiene estos tres en especial.
- Sitios fríos, cerrados y oscuros:  Como su oficina, lugar donde recientemente pasa todo su tiempo encerrada.
- Color plateado y azul: En especial cuando se trata de autos, pero la ropa también es... Viable.
- Sexo, silencio, libertad. Los tres al mismo tiempo para amantes, son pilares básicos en sus relaciones.
- Autos deportivos, motos, transportes marítimos: Le teme, horroriza nada más la idea de volar.
- Sonará mal, pero abrigos de piel: África tiene un enorme variedad de animales,  y muchos de ellos pieles bellas.
- Mascotas exóticas. No siempre animales, no siempre insectos.
- El olor de la gasolina: Qué raro... ¿No?

— Disgustos:
- Posesividad, celos, interrogatorios: Cómo si a alguien le gustara. Son motivos suficientes para su rechazo.
- Calor, sudor innecesario: Pasar calores no es algo que le agrade, pero aquí no hay mucho qué hacer.
- La falta de sueño: Ya es una persona temperalmental, para sumarle desvelo.
- El queso, o los lácteos en general. Una pena que haya nacido con esta alergia.
- Color negro, o variaciones: No requiere creatividad, o esfuerzo, por no decir que es caluroso.
- Viajar en avión. Teme volar: Todos le tenemos miedo a algo.
- La soledad, la monotonía, la rutina: Y todos odiamos algo.