Cabellera parda, relativamente corta en las zonas de atrás y los costados, aunque con un prominente largo en el área frontal, siendo que algunos mechones llegan a sobresalir ante su rostro, pero muy lejos de taparlo. Algo muy característico de su corte es como uno de los mechones de pelo sobresalen en la parte superior de la cabeza como pequeño y prudente piquito, pero nada exagerado. Sus ojos son de un curioso (y llamativo) color jade , tibiamente saltones que le han sido sus cruces dado lo expresivos que suelen llegar a hacer, prácticamente te dicen lo que la boca o sus gestos no, por lo cual trata de mantenerse inexpresivo. En cuanto a rostro, tiene facciones sutiles, sensibles sin perder el hilo de la masculinidad, es considerablemente atractivo inclusive en el frívolo aspecto superficial, siendo alguien más de alguna mirada puede llegar a robarle a las féminas, más su antipática actitud corta el hilo.

Posee una complexión normal y acorde a las medidas de un joven de la edad que tiene, dueño de una condición física aceptable aunque no lo denote en la corpulencia de su cuerpo, no destaca exactamente por ser grande o voluminoso, cuenta con unos nada rechazables 1.76 de estatura lo cual no lo hacen brillar por sus medidas pero tampoco se queda rezagado en el aspecto físico. No tiene grandes señas particulares, lunares o cicatrices, pues aun cuando su vida ha sido peligro tras peligro no ha nacido todavía quien sea capaz de marcarle con arma la piel, más sin embargo se le reconoce fácilmente por el tatuaje con la sigla XIII hecho justo detrás de la nuca. Su manera de vestir puede describirse como por demás sencilla, es un chico más de usar playeras o sudaderas que trajes o ropita de diseñador, no porque no pueda costearlo si no porque evita esa clase de banalidades estúpidas, más no por ello implica que no sepa cómo arreglarse según la ocasión. Difícilmente lo verán vestido sin al menos una prenda color rojo.

A su juventud la devora a grandes bocados el monstruo enorme que años de inseguridad crearon, uno llanamente llamado… Orgullo. Briago de triunfos, Luca no es la persona con la cual uno quisiera entablar una rivalidad, mucho menos declararle enemistad, es altamente receloso y diestro en el arte del sabotaje, y en sus hombros reposan las incontables horas de preparación y estudio que ha dedicado de su vida, solo con el fin de sacar oro en todo lo que participe, en todo lo que entre en contacto con sus manos como lo harían las del mitológico rey Midas. Es medianamente obsesivo con su trabajo, en el cual se mira en una pequeña encrucijada punzante como daga de asesino, y es que a pesar de odiar tener a alguien por arriba de él, esto bien podría resultar un buen detonante de sus dotes, de esa fiera gallardía al competir, tener un rival saca lo mejor de él, así como lo peor, y exige demasiado el reconocimiento de los otros, casi precisa que los otros volteen hacia arriba para verlo, y que usen odio o respeto para nombrar su nombre. Aquí se demuestra lo poco que ha conseguido crecer en el aspecto emocional, no tuvo una infancia dolosa como la que muchos tienen como excusa para ser quienes son, pero él tuvo el gusto de rechazarla para encausar sus anhelos y deseos de gloria, debido a esto ocasionalmente parece actuar como un niño, sus títulos y experiencias no cambian nada, y en pocas palabras, a veces suele ser el caprichoso erudito que uno quiere evitar. Ocasionalmente se siente aislado, la soledad es lo suyo, pero no siempre la busca, aunque quizás lo peor para él es que alguien más le aparte el puesto y lo desplace al segundo lugar, que no reciba el mérito que merece o que otro lo reciba en su lugar.

Ignora mayormente el aspecto sentimental, se desconoce en gran parte qué espera y busca de una mujer, lo cierto es que no parece buscar compañía con tanto apuro como los otros chicos de su edad, por su parte se mantiene calmado, y evita compromisos innecesarios como esos que los noviazgos o relaciones semejantes podrían causar, no le gusta dar explicaciones y menos que lo celen o le digan qué hacer, aunque claro que no se negaría la oportunidad en caso de que la chica valiese la pena, y pudiese darle el tiempo y espacio que necesita para hacer sus cosas, quizás es lo que más busca en alguien. No ha tenido las suficientes experiencias con mujeres como para saber cómo es realmente como novio, pero hasta ahora jamás le ha querido ver la cara de estúpida a ninguna que pusiera sus esperanzas en él, francamente detesta  a las personas poco confiables y no quiere empezar por mermar su calidad de persona convirtiéndose en una de ellas. No es realmente muy afectivo, ni romántico como para desear recitar verbos de pasión a la luz de las velas, pero sí es muy protector y responsable, cumpliría bien como pareja.

Aunque difícil sea que se interese por alguien.

Le falta de tacto lo que le sobra de curioso, no se pone muchas pausas a la hora de indagar por algo o de esclarecer lo sucedido, siempre procura tener la verdad en boca a la hora de hablar, aunque eso pudiera ser a veces un punto en su contra dado a que en esta sociedad se valoran más las mentiras piadosas que las verdades amargas, pero es cosa que a él le viene y le va, no le interesa andar de trepador con otros para conseguir aceptación, solo quiere demostrarle al mundo que es mejor que ellos y corroborarlo con hechos. Pregunta bastante, a veces de manera indiscreta, como si no tuviese protocolo alguno de decencias o etiquetas (aunque no es estúpido, sabe hasta dónde raya el cinismo y cuando no conviene soltar al ras las verdades) y sus charlas más parecen ser interrogatorios.

Punto intermedio.  ¿Cómo destacar en un ambiente así? A la gente le gustan las historias de aquellos niños que desde la ruina emergen al triunfo, esos héroes que valoran su tiempo y esfuerzo por encima del poder económico, o en su defecto también quedan atónitos al tratar al joven al que más que no faltarle nada le sobraba de todo, se quedan perplejos ante sus autos, sus juegos, sus novias, su casa, su yate, ama a los ganadores así.

Pero no está para detallarles una historia que amerite quedar en best seller, si no simplemente estar, y cumplir con lo pactado. Suena tan simple cuando se dice de tal modo. Trató de mantenerse fuera del entorno vicioso que lo envuelve, fuera de los placeres sencillos para concentrarse simplemente en ser él mismo y continuar aventajando a sus hermanos mayores en cada sentido, irse convirtiendo en el hombre de la casa aún con la figura paterna vigente de por medio, pero él siempre estaba ocupado siendo el supervisor de seguridad en una importante fábrica con deberes hasta mientras dormía, no tenía tiempo para arreglar los asuntos internos de la familia. Su madre era demasiado permisiva como para ser una figura de autoridad, y el pequeño Luca aún no tenía la presencia física que se necesitaba para detener a los mayores de hacer su santa voluntad, quienes cayeron redonditos a una horrible red de terrorismo disfrazada de simple banda delictiva de la ciudad donde vivían, atrayendo un sinfín de problemas nada más por la simple emoción de participar en algo ilícito y en buscar algo de status para ellos. El menor conoció ahí a mucha gente, muy rara y enferma pero con dinero, de esas que parecían ser de las que facilitan las cosas cuando hacían exactamente todo lo contrario, conoció a la gente más vaga y rastrera pero nunca cayó en sus ofertas como sus hermanos lo hacían, él nada más se mantenía con ellos ocasionalmente y por convivencia, ya que esa gente pasaba mucho tiempo en su casa, y él no iba a quedarse en su habitación siempre. Conforme pasaron los años se fue habituando a ellos, se fueron haciendo normales las cosas así e inclusive se fue haciendo amigo personal de algunas de aquellas ratas quienes respetaba a Luca en su deseo de mantenerse distante a ello, pero coincidían entre sí que era un chico interesante. Algo había en él que simplemente generaba una tensión de exquisito suspenso.

Años más tarde tendría la oportunidad de demostrarlo. Durante algunos meses fue recurrente ver a cierto chico sentado en los sofás de la casa, uno de mis CIENTOS que tomaron lugar justo en aquel mueble de la sala y que a ninguno le parecía extraño, no tenía nada, absolutamente nada de sospechoso a primera instancia, era perfecto en aspecto de ser un ser imperfecto, como ellos, de ser uno más del barrio y que nada se le escaparía de las manos, que comparte el mismo origen y salió de la misma ranura en el drenaje, pero no olía exactamente a drenaje, al menos no para Luca, y pasó un buen rato teniéndolo entre ojos, mientras más y más se  hacía amigo de sus hermanos y de la gente que conocía, como muchos otros chicos que querían dinero lo hacían, pero ellos no notaban algo, una pequeñísima falla que llevó al menor a clavar en él ambas pupilas, y empezar a indagar en él, encararlo, verlo frente a frente y empezar a hablarle como si nada, los demás chicos se sorprendían un poco de que finalmente decidiera emprender la iniciativa de llevarse con alguien cuando fue solitario toda su vida, pero el cambio tenía una razón, y era investigarlo. tiempo le daría la razón a Luca, y luego de buscar bien en el presente inmediato del chico descubrió varias anomalías que llevaron sus sospechas más allá, llevando un tanto más graves las cosas, profundizando un tanto la indagación para concluir así que se trataba de un infiltrado. Desenmascara al traidor de esa pandilla solo para mantener a sus hermanos fuera de peligro, pone en la mesa algunas de las verdades detrás de aquel chico y lo condenó sin darse cuenta a una tortura y degradación insoportables por semanas, mismas que serían las últimas antes de dar con la muerte de este joven invasor. La tortura impuesta por ese grupo radical dio como fruto algunas de las respuestas que complementaban lo dicho por Luca, encontrando que el chico trabajaba para alguien más, que intentaba nada más detener a esa mafia antes de que se expandiera y se diera origen a peores males, y nada más, no consiguieron nada más que eso que se consideró como cierto. Con el agente ejecutado y desaparecido del mapa, las cosas parecían tornarse más tranquilas, la investigación concluyó con la verdad y un lamentable, pero seguro desenlace. Pero era solo el inicio.

Una noche como tantas otras fue interceptado en plena calle por un hombre, misterioso y casi siniestro que lo enfrentó y acusó como tal, como un integrante del grupo terrorista al que nunca deseó pertenecer, cómplice de uno de los más bajos y crueles asesinatos de un joven que la misma edad compartía con el portugués en el momento de su deceso, y tras una conversación en la cual finalmente Luca se miró en desventaja, pues por mucho que deseara eludir las trampas que el hombre ponía verbalmente esta solo era un anzuelo para caer en otra, y descubrir que no podía ganarle, no podía absolverse de la culpa. El hombre sin embargo no lo orilla a delatarse, o a entregar a los miembros de MRA, agencia donde trabajaba a la cual le hizo el favorcito de quitarles al agente de encima, en cambio, le propuso dejar aquella vida, y a sus hermanos para emplear esas cualidades en algo productivo dentro de una organización privada dedicada a la resolución de crímenes, de esos que la policía jamás investiga sea por falta de pruebas o porque el peso de los billetes les pudo más que la obligación del deber, crímenes que involucraban a gente sin escrúpulos y cruel, como aquellos a los que le entregó a su agente para su muerte. No tenía realmente otra opción, entre dientes aceptó la oferta de ese hombre que casualmente había reconocido su potencial, oscuro, pero vigente potencial, esperando que el ambiente de justicia reivindique su alma y lo convierta seguramente en uno de los mejores, y así seria, o al menos estaría cerca de que así fuese. Aún cuando Luca es muy joven es un gran recurso para la agencia, de los mejores cazadores de personas que tienen.